En todas las etapas de la vida se recomienda que la alimentación sea fraccionada, es decir, hacer varias ingestas y no demasiado copiosas. Por eso el almuerzo o tentempié de media mañana y la merienda deberían ser también hábitos fijos en los niños, ya que los beneficios son muchos y variados y existe un consenso científico acerca de este hecho.